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martes, 23 de febrero de 2016

El séptimo caso del inspector Mascarell

Jordi Sierra i Fabra vuelve a mostrarnos la oscuridad de la España de la posguerra con “Tres días de agosto” (Plaza y Janés), la nueva investigación de Miquel Mascarell, a través de una recreación rigurosa de la época.

Estamos en agosto de 1950. Miquel y Patro se disponen a pasar un día de playa. Pero todo se torcerá cuando ella desaparezca y él reciba una nota muy explícita: si no resuelve en tres días un caso que dejó inconcluso en 1938, Patro morirá. Desde este instante, en una Barcelona batida por la canícula estival, Miquel deberá enfrentarse a los fantasmas del pasado.

El caso que no concluyó, debido a una enfermedad, y que resolvió otro inspector demasiado rápidamente causando la muerte de un inocente, se remonta a los bombardeos de marzo de 1938 sobre la ciudad. La bomba que hizo saltar por los aires la esquina de la Gran Vía con la calle de Balmes es el detonante para la novela. Allí apareció el cadáver de un soldado que no murió por la explosión, sino asesinado. Nunca se supo quién fue el culpable ni por qué lo hizo.

Las anteriores novelas de este personaje son “Cuatro días de enero”, “Siete días de julio”, “Cinco días de octubre”, “Dos días de mayo”, “Seis días de diciembre” y “Nueve días de abril”.

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