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viernes, 23 de enero de 2015

Rachel Joyce publica su segunda novela

La autora se ha inspirado en una paradoja para escribir “El año que duró dos segundos” (Salamandra): la divergencia entre la hora solar y la hora atómica, que obliga a ajustar los relojes de todo el mundo cada tantos años. Esta corrección, que consiste en detener las agujas uno o dos segundos, da pie a una duda filosófica: ¿es real o ficticia esa fracción de tiempo.

Con esta curiosidad como punto de partida, Joyce narra el desmoronamiento de una familia.En 1972, año en que empezó a realizarse la sincronización de los relojes, Byron Hemmings tiene once años y su madre lo lleva en su lujoso Jaguar a Winston House, una escuela privada para niños pudientes. Diana conduce con prisas y, por un despiste, atropella a una niña que va en bicicleta. Sin detenerse, sigue su camino, pero tanto madre como hijo comprenden que su vida ya no será la misma.

Byron comienza a hacerse preguntas y Diana, atormentada por la culpa, entabla una extraña relación con la madre de la niña herida, con quien pasa largas horas intercambiando confidencias. Así, comienzan a verse los defectos de la familia perfecta: mientras Seymour, el marido de Diana, obsesionado por controlarlo todo, teme que salga a la luz el accidente de su mujer, Byron se convierte en testigo involuntario de las fisuras de una realidad que creía sólida y duradera.

Esta es la segunda novela de Rachel Joyce, tras “El insólito peregrinaje de Harold Fry”, publicada en treinta países y finalista del Commonwealth Book Prize y del Man Broker Prize. También es autora de más de veinte obras dramáticas para Radio 4, la prestigiosa emisora de la BBC, llegando a ganar en 2007 el Premio Tinniswood a la Mejor Obra de Teatro para Radio. 

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