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lunes, 20 de octubre de 2014

“Cixí, la emperatriz”

Últimamente me estoy aficionando a leer relatos reales, y hacía mucho que no caía en mis manos una biografía interesante. Este libro de Jung Chang reúne las dos características, además de introducirnos en la corte china de finales del siglo XIX y principios del XX.

Tal y como se puede leer en la portada, Cixí fue la concubina que llegó a emperatriz y llevó al país a la modernidad. Por aquel entonces, el país se basaba en una sociedad feudal y una monarquía absoluta, anclada en rituales ancestrales que relegaban a la mujer a un segundo plano.

Cixí, por ello, era una mujer poco instruida, pero gracias a su inteligencia y su intuición supo gobernar en la sombra (ya que su hijo era el emperador), esquivando conspiraciones y haciendo frente a revueltas internas y a la invasión de las potencias extranjeras.

Quiso el azar que fuera ella la concubina que diera un hijo varón al emperador, y que pudiera reinar como emperatriz viuda hasta que éste cumpliera la mayoría de edad. Pero siguió al tanto de los asuntos políticos desde un segundo plano, aunque su opinión seguía teniendo peso.
La autora, Jung Chang, relata la apasionante vida de esta mujer de manera cronológica, basándose en una extensa documentación y bibliografía, y dando detalles exhaustivos de la vida en la corte y su complicado protocolo. También hay que decir que en ocasiones el relato se vuelve un poco complicado por la cantidad de nombres, fechas y datos que aporta. Por ello, es un libro para leer con calma y buscando de vez en cuando información adicional para entender la sociedad china de la época, que vivió momentos de convulsión y de grandes cambios.

La emperatriz viuda se enfrentó a la guerra con Japón, a las exigencias de las potencias extranjeras (Gran Bretaña, Francia, Rusia…) para quedarse con parte del territorio chino, o a la revolución de los bóxers (que odiaban a los extranjeros y querían echarlos del país). Pero también supo ver la necesidad de abrirse a Occidente, de modernizar el país (de hecho, gracias a ella se instalaron la electricidad y el ferrocarril) y de acabar con costumbres aberrantes, como el vendado de los pies de las niñas o la “muerte por mil cortes” que se aplicaba a algunos presos.
En definitiva, ella consiguió grandes cambios para China, aunque la historia siempre ha atribuido estos méritos a su hijo el emperador o a otros personajes-todos masculinos, por supuesto-. Con este libro, descubrimos la complicada e interesante vida de una mujer valiente y adelantada a su tiempo que, a pesar de su falta de formación, supo gobernar y hacer avanzar a su país.

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