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martes, 9 de septiembre de 2014

Un libro desmonta las teorías sobre la identidad de Jack el Destripador


Russell Edwards da una nueva vuelta de tuerca al misterio sobre los asesinatos de Whitechapel en el siglo XIX. En su libro “Naming Jack the Ripper” asegura haber identificado “de manera definitiva, categórica y absoluta” al asesino: se trataría de Aaron Kosminski, un judío polaco que estaba en el punto de mira de la policía londinense y que incluso, asegura el autor, fue reconocido por un testigo.

La diferencia con otras teorías sobre el criminal más famoso de la historia (se habló de Lewis Carroll, el nieto de la reina Victoria de Inglaterra y de varias mujeres), es que Russell no se basa en especulaciones, sino que ha contado con la colaboración de un biólogo molecular para elaborar sus conclusiones.

Pero la investigación viene de largo. En 2007, Russell se enteró de la subasta del chal ensangrentado de la penúltima víctima del Destripador, Catherine Eddowes. Al parecer, la prenda se la quedó el sargento que estaba de guardia la noche del crimen, y continuó durante muchos años en poder de su familia. El escritor se hizo con el chal y contactó con Jari Louhelainen, biólogo finlandés, que extrajo ADN mitocondrial de la sangre del chal y lo comparó con el de una descendiente de la víctima, con resultado positivo.

Pero en la prenda también se encontraron restos de semen, y como las hechuras de la prenda remitían al este de Europa, se centraron en Aaron Kosminski. El ADN concordaba con el de una descendiente suya.

Habrá que leer el libro para conocer más detalles, aunque los científicos ya lo han recibido con escepticismo, debido al “riesgo de contaminación cruzada y la escasa credibilidad del chal, que ha sido manipulado por cientos o miles de personas”. Pero Russell Edwards es tajante: “A partir de ahora, solo los incrédulos que quieran perpetuar el mito dudarán”.


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